domingo, 3 de agosto de 2008

EL JUEGO DE ENDER - Orson Scott Card


Tí­tulo: El juego de Ender
Autor:
Orson Scott Card (Richland, Washington, USA 1951)
Año de publicación: 1985
Tí­tulo original: Ender´s Game
Edición: Ediciones B, colección Byblos Ciencia Ficción. 1ª reimpresión, junio 2005
Traducción: José María Rodelgo y Antonio Sánchez
Páginas: 509. Agradecimientos + 15 capítulos








-------------------------------------------------------------------------------------------------


La Tierra se ve amenazada por una raza extraterrestre que se comunica telepáticamente y considera no tener nada en común con los humanos, a los que quiere destruir. Para vencerles es necesario un genio militar, y por ello se ha permitido el nacimiento de Ender.
La novela, primera de una serie sobre su protagonista, trata de la formación de una personalidad excepcional en medio de un ambiente de gran presión y complejidad tecnológica. A la habilidad en el tratamiento de las emociones que es habitual en Card, se une aquí el interés por la utilización de simulaciones de ordenador en la formación militar y estratégica del protagonista.




A mí, que no me tiembla el pulso a la hora de hacer spoilers (aunque yo prefiero la expresión de toda la vida, lo que es un destripamiento), me cuesta mucho hablar de "El juego de Ender". Realmente en esta ocasión no me apetece nada reventar el libro, lo cual hace muy difícil comentarlo. No quisiera que ninguno de los posibles lectores conozca demasiado pronto las sorpresas que esconden sus páginas. En fin, lo intentaré.
Esta es una novela de género, más concretamente de ciencia-ficción, y por ello comparte premisas con otras obras. Estamos en un futuro no muy lejano y la situación política deriva directamente de la Guerra Fría (no olvidemos que "El juego de Ender" se publicó en 1985, cuando el muro de Berlín era sólido). El protagonista es Ender, un niño de seis años que está siendo monitorizado... Qué difícil. No me atrevo a seguir. Bueno, dejaré la historia aparte. No es necesario un resumen para hacer el comentario.
Como ya he dicho más arriba, esta novela pertenece al siempre infravalorado género de la ciencia-ficción, un género que, si no inventaron los yankees, cosa que ignoro(¿quién es el fundador, Poe o Verne?), al menos han sido ellos los que mejor han sabido trabajarlo. Y no estoy de acuerdo con que se mire por encima del hombro las obras de este tipo, pues las que son buenas son muy buenas ("Fundación", "Crónicas marcianas", "2001, una odisea espacial", "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?"...), mientras que las que son malas no las conoce ni Cristo y es difícil que sepas de su existencia (la excepción sería L. Ron Hubbard, pero creo que, a no ser que se pertenezca a una secta absurda, nadie le daría una oportunidad. Yo al menos paso... Lord Xenu... Por favor...). Se pueden identificar porque hay una serie de características comunes que comparten la mayoría de los publicaciones de este género. Esto es, se suelen presentar en sagas. Rara es la novela de ciencia-ficción que se publica en forma de historia auto-conclusiva. Se sitúan en un futuro cercano o remoto o en un pasado muy antiguo. La tecnología ha evolucionado enormemente al igual que la sociedad, aunque nunca a mejor (sí, meto las distopías dentro de la ciencia-ficción porque me sale de la cola). Y el protagonista suele ser un indivíduo de personalidad anodina pero que, superado por las circunstancias, demuestra tener dotes únicos. Uno pensaría que, compartiendo tantos rasgos comunes, las historias serán siempre las mismas. Ok. El ajedrez tiene sus reglas y cada partida es distinta a cualquier otra. La grandeza de este género es que, exponiéndolo a situaciones extremas, nos muestra los temas principales de la condición humana al desnudo. Me explico. En muchos casos la amenaza de una catástrofe que podría poner fin a la humanidad sirve de marco o excusa para el desarrollo de los personajes. En la obra que nos ocupa la historia no es la de cómo se preparan los gobiernos terrícolas ante el inminente ataque de una civilización alienígena, sino de la manipulación física y mental a la que someten a un niño pequeño para convertirlo en una máquina. La deshumanización humana y la humanización de las bestias. No digo más. De verdad. Lo juro.
Los personajes son muy interesantes aunque, quitando a Ender y a sus hermanos, el resto aparecen poco. Eso da rabia. Cuando te vas encariñando de algún secundario, éste se va difuminando poco a poco hasta casi desaperecer. Desde luego aquél sobre el que gira todo es el propio Ender. A medida que transcurre la historia vas empatizando más y más con él, hasta el punto de que las putadas que le hacen te llegan a afectar anímicamente. A mí me pasó.
Más atractivo, si cabe, que el protagonista es el personaje del Ender Oscuro, su hermano Peter. Ese cabrón manipulador y ambicioso, que está dispuesto a todo por lograr su objetivo y que, sorprendentemente, al final... Bueno, que lo adoro.
La estructura de la novela es muy convencional, algo también típico en este género (los autores dirán "Bastante enrevesado es ya el argumento para encima complicarlo retorciando el tiempo también"). Está escrita en tercera persona y hay continuidad en el tiempo. La redacción no es sorprendente estilísticamente (al menos no lo es la traducción, muy correcta, por otra parte) pero eso la hace más ágil. Te la lees en un par de tardes y te quedan ganas de más (pero sólo ganas. Intenten encontrar la segunda parte, "La voz de los muertos". Venga, inténtenlo).
Bueno, poco más puedo decir sin contar nada más de la historia. Y lo he jurado. Como aún no he leído nada más de Scott Card no puedo comparar. Si acaso lo compararía con otros autores de ciencia-ficción. Entonces diré que no llega a la altura de los titanes, como Isaac Asimov o Philip K. Dick, pero casi. De Bradbury no hablo. Él es inalcanzable.
Un último apunte, dedicado a los lectores asiduos de la franquicia Harry Potter. Sí, efectivamente, "El juego de Ender" se publicó antes. Doña Rowling no inventó nada.


Puntuación: 88 sobre 100
Búsqueda personalizada