martes, 28 de abril de 2009

GUÍA DEL AUTOESTOPISTA GALÁCTICO - Douglas Adams


Título: Guía del autoestopista galáctico
(Cambridge, Inglaterra, 1952)
Año de publicación: 1979
Título original: The Hitchhiker´s Guide to the Galaxy
Edición: Compactos Anagrama, primera edición, enero 2008
Traducción: Benito Gómez Ibáñez
Páginas: 289 páginas, 35 capítulos, Epílogo, por Robbie Stamp
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Un jueves a la hora de comer, la Tierra es inesperadamente demolida para poder construir una nueva autopista hiperespacial. Arthur Dent, un tipo de lo más corriente que esa misma mañana ha visto cómo echaban abajo su propia casa, considera que eso supera lo que una persona puede soportar. Pero, desgraciadamente, el fin de semana no ha hecho más que empezar, y la galaxia es un lugar extraño y sorprendente. Arthur huirá de la Tierra junto a un amigo suyo, Ford Prefect, que resultará ser un extraterrestre emparentado con Zaphod Beeblebrox, un pirata esquizoide de dos cabezas que fue Presidente de la Galaxia, en la nave del cual conocerá al resto de personajes que lo acompañarán a lo largo de su periplo espacial: un androide paranoide y una terrícola que, como él, ha logrado escapar. Gracias a esta ineludible aventura, Dent descubrirá muchas cosas acerca de la existencia, pero tal como aconseja la "Guía del autoestopista galáctico", que no cunda el pánico.
Douglas Adams fue el creador de toda una serie de manifestaciones diversas y contradictorias de la "Guía del autoestopista galáctico", que salió a la luz por primera vez en forma de novela radiofónica. Tras el rotundo éxito de la radionovela, el autor la convirtió en libro, y más adelante participó en las adaptaciones de la misma a series televisivas y teatrales, un juego de ordenador, cómics y toallas de baño. Tras su muerte, la película del "Autoestopista" ascendió hasta las altas cumbres de la producción cinematográfica. Douglas comparte los títulos de crédito de la película, una superproducción de Touchstone Pictures, con Karey Kirkpatrick. Esta edición cuenta con entrevistas y materiales a partir del rodaje de la misma.

Douglas Adams (1952-2001) nació en Cambridge, Reino Unido, y vivió con su mujer y su hija en Islington, Londres, hasta que se trasladó a Santa Barbara, California, donde murió inesperadamente. A lo largo de su vida, colaboró activamente con la "Dian Fossey Gorilla Found" y la "Save the Rhino International". Anagrama ha publicado "Dick Gently, agencia de investigaciones holísticas", "Iras celestiales", "Mañana no estarán" y su "trilogía en cinco partes" formada por "Guía del autoestopista galáctico", "El restaurante del fin del mundo", "La vida, el universo y todo lo demás", "Hasta luego, y gracias por el pescado" e "Informe sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva". Aunque inigualable, este autor ha sido comparado con Lewis Carroll. Jonathan Swift, Kurt Vonnegut, Groucho Marx y los fabulosos Monty Python.
Hoy nos toca una nueva obra de ciencia-ficción. Y digo hoy como podría haber dicho hace un par de meses. Porque ese es el tiempo que hace que terminé de leer la novela que hoy nos ocupa. Sé que estoy incumpliendo la regla que yo mismo me tracé al arrancar este blog, esto es, que daría mi impresión de los libros que leyera justo en el momento de acabarlos. De lo que no me dí cuenta en ese momento es que dicha idea es relativamente sencilla de poner en práctica cuando se dispone de tiempo libre, pero que se complica cuando se trabajan doce horas diarias.
Está bien, no quiero justificarme. Yo mismo me puse la regla, a mí me toca apechugar con ella.
Pues bien, hoy comentaré “Guía del autoestopista galáctico”, de Douglas Adams, o lo que recuerdo de ella. Y lo que más recuerdo de esta novela fue lo que me decepcionó.
Comenzaré con la sinopsis.
Esta es la historia del último día de la Tierra. Arthur Dent es evacuado en el último momento por su amigo Ford Prefect, quien resulta ser un marciano sarcástico. Resulta que el planeta estaba destinado a ser demolido por unos marcianos nada sarcásticos para construir en su lugar una autopista interesteral. Pues bien, Dent, (que, aunque es un ser humano también es sarcástico), van a parar a la nave de Zaphod Beeblebrox, que es el ex-presidente de la galaxia además de pirata espacial. Casualmente también es sarcástico. En la tripulación de la nave de Beeblebrox nos encontramos con otra humana bastante sosa y con el mejor personaje de la función, Marvin, un robot depresivo. Todos juntos se van a vivir sarcásticas aventuras por todo el universo.
Después de exponer todo esto ¿cómo puedo decir que me haya decepcionado “Guía del autoestopista galáctico” con lo mucho que disfruto leyendo la saga Mundodisco?
Pues porque la historia no funciona.
Voy a hacer un símil, seguramente poco afortunado pero que puede servir para comprender mi frustración con esta novela. Voy a comparar la película “Top Secret” con “Disaster Movie”. Ambas películas trabajan la parodia y el humor absurdo, pero mientras que en la primera encontramos que nos están contando una historia, salpicada de exageraciones, anacronismos y otros recursos similares, en la segunda no hay nada en el fondo, sólo excusas para hilvanar situaciones presuntamente humorísticas. Es un gag enlazado con otro gag, enlazado con otro gag. No hay nada más. Evidentemente “Top Secret” sería “El color de la magia” y “Disaster Movie” sería “Guía del autoestopista galáctico”. Antes dije que el símil sería poco acertado porque, mientras los gags de “Guía del autoestopista galáctico” son realmente divertidos, los de “Disaster Movie” no tienen ni puta gracia. Quizás sea más adecuada la siguiente analogía:

MUNDODISCO SOUTH PARK
GUÍA DEL AUTOESTOPISTA GALÁCTICO PADRE DE FAMILIA

Se entiende lo que quiero decir, ¿verdad?
Conviene aclarar que no estoy afirmando que esta novela carezca de historia. La tiene, aunque esté coja. El problema es que a menudo da la impresión de que al propio autor no le importaba mucho. Avanza a trompicones y eso cuando avanza, que a menudo se queda estancado para meter otro gag.
Recuerdo que cuando comencé a leerla prometía mucho. Por varias razones, siendo la principal que el libro que estaba leyendo era, ni más ni menos, la “Guía del autoestopista galáctico”, una de las novelas de ciencia-ficción/humor más conocidas de todos los tiempos. Además el narrador (en tercera persona) me recordó mucho al empleado por Terry Pratchett. Y, qué demonios, que me hizo reír desde la primera página. Pero luego todo se desinfló. Los personajes son casi todos iguales, igual de ocurrentes, igual de locos, igual de cobardes, igual de tópicos. Sin mucho problema podrían intercambiarse los nombres. Poco se notaría (no quisiera repetirme, pero realmente es un hallazgo el personaje del robot Marvin; cada vez que aparece sólo tienes ojos para él).
Otro problema del libro del libro es su brusco final. Cuando parece que se va conformando una trama de repente se corta y la novela se acaba. Sé perfectamente que este es el primer volumen de la saga (continúa con “El restaurante del fin del mundo”). Sé también que casi todas las obras de ciencia-ficción forman sagas (y hablamos de “Fundación”, de “El juego de Ender”, de “2001, una odisea espacial”, etc.) pero lo habitual es que cada obra sea en sí auto-conclusiva. Cada volumen de la saga “Fundación”, de Isaac Asimov, cuenta con una historia concreta, con su presentación, nudo y desenlace. Luego todas las historias se relacionan entre sí para darle forma a la saga, pero el resultado es que si te lees el primer libro y ya no quieres seguir leyendo más ahí mismo puedes parar. No tendrás la sensación de haber leído sólo un trozo.
Y lo peor de todo es que, al menos por ahora, no me apetece nada volver a leer más nada de este autor. A pesar de lo mucho que me he reído me da una pereza terrible leer algo que, en realidad, no tiene nada de fondo (ya lo había comparado antes con “Padre de familia”, ¿verdad?).
No es mal libro, es realmente divertido y puedo comprender que tenga su público. Pero por todo lo que he dicho más arriba no lo puedo puntuar con más de un:
Puntuación: 67 sobre 100.
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