viernes, 12 de diciembre de 2008

ORÍGENES - Amin Maalouf


Título: Orígenes
Autor: Amin Maalouf أمين معلوف(Beirut, Líbano, 1949)
Año de publicación: 2004
Título original: Origines
Edición: Alianza Editorial, 2004
Traducción: María Teresa Gallego Urrutia
Páginas: 535, 71 capítulos, ocho partes + Notas y agradecimientos
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"Pertenezco a una tribu que, desde siempre, vive como nómada en un desierto del tamaño del mundo. Nuestros países son oasis de los que nos vamos cuando se seca el manantial; nuestras casas son tiendas vestidas de piedra; nuestras nacionalidades dependen de fechas y de barcos. Lo único que nos vincula, por encima de las generaciones, por encima de los mares, por encima de la Babel de las lenguas, es el murmullo de un apellido." Precisamente ese vínculo es el que lleva a Amin Maalouf, en Orígenes, a volver sus ojos hacia sus raíces familiares. Hurga en su memoria para resucitar el destino de esta "tribu", los Maalouf, que desde el Líbano que les vio nacer se expandieron por el mundo para alcanzar tierras tan aparentemente lejanas a su cultura como Cuba. En esta aventura que cubre en el tiempo todo un siglo, con la misma emotividad con la que nos cautivó en León el Africano, Amin Maalouf convoca a los muertos y a los vivos, a los fantasmas de sus antepasados y a los familiares que le rodean, para explorar las leyendas que se han alimentado entre los suyos. Revuelve viejos arcones, descubre amarillentas correspondencias, apergaminadas cartas de amor e inquietudes, esperanzas y desazones que le permiten hacer el retrato de toda una época periclitada, con las convulsiones que llevaron al desmoronamiento del Imperio otomano, y forjarse una idea clara de cómo eran, cómo pensaban y lo que llevó a los Maalouf a la diáspora. Unos eran místicos, otros masones; unos profesores, otros comerciantes, y todos, soñadores políglotas y cosmopolitas.
Maalouf sabe que la misma sangre inquieta corre también por sus venas y es consciente de que su periplo vital hubiera sido vano si, a través de la escritura y de su forma de ser, no hubiera sido fiel a esta genealogía emprendedora. Orígenes es el reconocimiento de la deuda contraída con sus antepasados, una larga y noble oración, un canto de amor a la tierra que le vio nacer y que permanece como la única patria de este escritor del exilio siempre afanado en hallar puentes entre Oriente y Occidente.
Después de tantas novelas como he comentado hasta ahora (todas menos esta) voy a cambiar de tercio. Las próximas tres obras de las que hablare no serán de ficción sino que me van a servir para conocer mejor el mundo en el que estamos. Ya digo que no ha sido esta una elección premeditada. Nunca hago planes del tipo “durante este mes solo voy a leer literatura escandinava“. No. Sencillamente han caído en mis manos unos libros que me apetece leer, así que me los leo. Voy a comenzar con “Orígenes“, de Amin Maalouf, pues ya había leído anteriormente la novela mas conocida del autor, “León el Africano“ y tenia ganas ya de recuperar otra obra suya. De hecho escogí esta porque me sonaba el titulo aunque no sabia de que iba (creí que era ficción). Cuando leí el resumen de la contraportada mas conforme estuve con mi decisión.
En “Orígenes“Maalouf se sumerge en la historia de sus antepasados cercanos, centrándose en la figura de su abuelo Botros y del hermano de este, Gebrayel. Nos encontramos a principios del siglo XX, en la provincia siria de Monte Líbano. Soplan vientos de cambio en un imperio, el otomano, de casi quinientos años de antigüedad. La modernidad, tal y como se entiende en Occidente, empieza a infiltrarse en Asia Menor, chocando con las contradicciones propias de la zona. Ante la frustración de un presente incierto los hombres de estas tierras se encuentran con la disyuntiva de quedarse en el país e intentar transformarlo desde dentro, luchando contra las costumbres y contra unas estructuras culturales y sociales arcaicas o bien emigrar. Emigra Gebrayel, quien se convierte en un comerciante rico e influyente de La Habana. Un hombre al que su propia fortuna perderá para luego ser perdida. Se queda Botros quien, conteniendo los impulsos que le gritan que se largue, se bate en una guerra perdida de antemano para traer las luces del conocimiento y la libertad a las tierras del Levante. Se convierte en un hombre admirado por su comunidad, aunque también envidiado y recelado.
Amin Maalouf también habla, pero menos, de otros miembros de su familia, como su padre y parte de la rama materna. Ya avisa el autor, al final de la obra, que en otras futuras se encargar de hablar de estos otros hombres y mujeres, mas lejanos o mas cercanos, de su genealogía. Si escogió centrarse en Botros y Gebrayel fue porque la época que ellos vivieron fue trascendental en la historia del Líbano. Los estertores del Imperio Otomano, la Primera Guerra Mundial, la caída de la Gran Turquía y su desmembramiento, el advenimiento del profeta de la modernidad, Kemal Atatürk.
Me resulta curioso que en algunos de estos acontecimientos el autor profundice y en otros, que seguramente afectaron mas a sus paisanos, pasa de puntillas mencionándolos solo. Me refiero a las varias matanzas que apunta pero sin situarlas en el tiempo ni explicar sus causas, empleándolas solo como referencia a algún suceso en el que si se quiere detener. No se por que Maalouf decide hacer eso pero confunde al lector porque, viendo la tensión que se ha vivido en su país en las ultimas décadas, da la impresión de que el principio del siglo XX fue una época idílica para Oriente Medio, con cambios, si, en cierto modo convulsa, con hambre, con miseria, pero sin los muertos que ahora vemos en los telediarios.
Llegados mas o menos a la mitad del libro Amin Maalouf corta en seco la biografía de su abuelo y se marcha físicamente a La Habana, en busca de las huellas de su tío perdido Gebrayel. Aunque llegue a sobresaltar el cambio brusco del tono de la obra me parece un movimiento muy inteligente. La narración se convierte en un diario en el que va anotando sus pesquisas y resultados, satisfactorios o decepcionantes, según se vayan produciendo. Localizamos con el la tumba del tío-abuelo cubano, el lugar donde este falleció, su palacio y hasta algún primo desconocido con vida. Estos capítulos son para mi de los mejores de “Orígenes“, sin desmerecer con ello a los demás. Me recordaron a la búsqueda que emprendió Juan Manuel de Prada en “Las esquinas del aire”.
En general podemos destacar que Amin Maalouf trata a todos sus ascendientes con ternura pero sin mucha condescendencia. Habla de las virtudes de todos ellos pero no los mitifica, también expone sus errores y sus arbitrariedades. Eso si, siempre buscando un motivo que los justifique (eso no me parece mal, que conste. Siempre he pensado que hasta las peores infamias de la historia de la humanidad han tenido una justificación inapelable para sus autores). Esta es una obra que obliga al lector a preguntarse por sus propias raíces. ¿Que sabe uno en realidad de todos aquellos que le precedieron? ¿Que hizo en realidad mi abuelo en la guerra? Lastima que en mi caso no exista un baúl lleno de cartas.
Lo que si echo en falta es algo que agradezco profundamente en toda obra documental (algo que si ofrece la que estoy leyendo ahora, por ejemplo) que son unos mapas de la época y, sobre todo, fotos de los protagonistas. A medida que vas conociendo sus actos masganas tienes de poder mirar a Botros a los ojos.
En definitiva, un gran libro y un gran homenaje, muy agradable de leer.
PUNTUACION: 89 sobre 100.

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