lunes, 8 de septiembre de 2008

TU ROSTRO MAÑANA - Javier Marías
























Tí­tulo: Tu rostro mañana
- 1. Fiebre y lanza
- 2. Baile y sueño
- 3. Veneno y sombra y adiós
Autor: Javier Marías Franco (Madrid, España, 1951)
Año de publicación:

1 - 2002
2 - 2004
3 - 2007
Edición: Editorial Alfaguara. Santillana Ediciones Generales
1 - Primera edición, octubre 2002
2 - Primera edición, noviembre 2004
3 - Primera edición, septiembre 2007
Páginas:

1 - 475, dos partes
2 - 410, dos partes
3 - 707, tres partes + agradecimientos


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"No debería uno contar nunca nada", empieza por decir el narrador de esta historia, Jaime o Jacobo o Jacques Deza.
Y sin embargo su tarea va a ser la contraria, contarlo todo, hasta lo aún no sucedido, al ser contratado por un grupo sin nombre que durante la Segunda Guerra Mundial creó el MI6, el Servicio Secreto británico, y que aún funciona hoy en día de manera tal vez degradada, o acaso ya bajo diferentes auspicios.
El protagonista regresa a Inglaterra, en cuya Universidad de Oxford había enseñado muchos años atrás, "por no seguir cerca de mi mujer mientras ella se me alejaba". Y allí descubre que, según Sir Peter Wheeler, viejo profesor retirado "con demasiados recuerdos", él también pertenece al reducido grupo de personas que poseen un "don" o una maldición: el de ver lo que la gente hará en el futuro, el de conocer hoy cómo serán sus rostros mañana, el de saber quiénes nos traicionarán o nos serán leales.
Con una audaz estructura y su envolvente prosa, Javier Marías indaga aquí con más profundidad que nunca en algunos de sus temas ya clásicos: en la insondable esencia de las personas, en la bendición y desdicha del hablar y el callar, en lo que todos somos capaces de ver desde el principio en los otros... pero muy pocos nos atrevemos a reconocer con nuestra conciencia.





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"Ojalá nunca nadie nos pidiera nada, ni casi nos preguntara, ningún consejo ni favor ni préstamo, ni el de la atención siquiera... Ojalá nadie se nos acercara a decirnos 'Por favor', u 'Oye, ¿tú sabes?', 'Oye, ¿tú podrías decirme?', 'Oye, es que quiero pedirte: una recomendación, un dato, un parecer, una mano, dinero, una intercesión, o consuelo, una gracia, que me guards este secreto o que cambies por mí y seas otro, o que por mí traiciones y mientas o calles y así me salves'."
Así comienza Baile y sueño, el segundo y penúltimo volumen de Tu rostro mañana, probablemente la obra cumbre novelística de Javier Marías. En él se nos sigue contando la historia, iniciada en Fiebre y lanza, de Jaime o Jacobo o Jacques Deza, español al servicio de un grupo sin nombre, dependiente del MI6 o Servicio Secreto británico, cuya tarea y "don" es ver lo que la gente hará en el futuro, o conocer hoy cómo serán sus rostros mañana.
Baile y sueño os abisma una vez más en la embrujadora prosa de su autor y nos lleva a meditar sobre tantas cosas que creemos hacer "sin querer", incluidas las más violentas y que por eso acabamos por convencernos de que "apenas si cuentan" y aun de que nunca se hicieran.


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"Uno no lo desea, pero prefiere siempre que muera el que está a su lado, en una misión o una batalla, en una escuadrilla aérea o bajo un bombardeo o en la trinchera cuando las había, en un asalto callejero o en un atraco a una tienda o en un secuestro de turistas, en un terremoto, una explosión, un atentado, un incenio, da lo mismo: el compañero, el hermano, el padre o incluso el hijo, aunque sea niño. Y también la amada, también la amada, antes que uno mismo."
Así arranca Veneno y sombra y adiós, el tercer y último volumen de Tu rostro mañana, la grandiosa novela de Javier Marías que, por fin completa, y como ya ha anticipado la crítica extranjera, se revela como una de las cumbres literarias de nuestro tiempo. El narrador y protagonista, Jacques o Jaime o Jacobo Deza, acaba por conocer aquí los inesperados rostros de quienes lo rodean y también el suyo propio, y descubre que, bajo el mundo más o menos apaciguado en que vivimos los occidentales, siempre late una necesidad de traición y violencia que se nos inocula como un veneno.
Con sus nuevos y cruciales episodios en Londres, Madrid y Oxford, con su desenlace sobrecogedor, se cierra aquí una historia que es mucho más que uns historia apasionante, contada con la maestría de uno de los mejores novelistas contemporáneos, y tal vez el más profundo y arriesgado.





Vamos a ver. "Tu rostro mañana" en una novela formada por tres libros, por siete partes y por casi mil seiscientas páginas. Sin embargo la historia en sí, la acción que se cuenta en ella, se podría narrar en una de no más de ciento cincuenta páginas. Esto es, lo mismo se podría haber contado en un libre diez veces menos extenso que el que nos ocupa. ¿Cómo se rellenan tantas páginas de diferencia? Pues dando vueltas y más vueltas al discurso del protagonista. Deza no es sólo agente o paciente de lo que ocurre a su alrededor. Él observa, reflexiona, relaciona, recuerda, interpreta. Todo ello inevitablemte afecta al ritmo de la novela.
Por otro lado, la acción en sí no es nada especial.. Comienza muy despacio, no hay giros sorprendentes en la trama y el desenalca parece como si se lo saltaran. Ahora ocurren estas cosas, ahora ya no.
Hay secundarios entrañables, como sir Peter Wheeler, el padre del protagonista y, como no, el diplomático español Rafita de la Garza. POr Deza, el protagonista, yambién acabaremos empatizando a fuerza de escuchar su monólogo interior, aunque en ocasiones leegue a desesperar. El resto de personajes, como Tupra, Pérez Nuix, Luis, etc,, prometen mucho pero acaban decepcionando. No rematan su participación en la historia.
La estructura es un poco confusa. Como ya dejé indicado, la novela está dividida en tres libros y en siete partes. Sin embargo ni en cada uno de los libros ni en cada una de las partes aparece una unidad temática identificable que la diferencia de las demás y le dé un sentido al título. Esto no ocurre salvo si forzamos la interpretación del pasaje.
Con todo lo comentado hasta ahora podría parecer que no he quedado muy satisfecho con la lectura de "Tu rostro mañana". Nada más lejos. No me equívoco ni chispa si aseguro que para mí esta ha sido la mejor novela que he leído en lo que llevamos de año.
Y mira que tenía dudas a la hora de empezar a leerla. No por el tamaño, que cuando está bien aprovechado el espacio no asusta el alud de letras. Es porque es una obra de Javier Marías, con todo lo que eso significa. Yo no había leído nada de este autor hasta ahora pero, como todo el mundo, había escuchado millares de críticas sobre su forma de escribir, unas positivas y otras muy negativas. Sin ir más lejos una vez leí que en sólo el título de una de sus novelas (creo recordar que era "Corazón tan blanco") había más errores gramaticales que en muchos best-sellers. Que no es escritor en absoluto, que no sabe avanzar en una trama ni hilvanar construcciones gramaticales con coherencia (siento repetirme con este palabro, pero en eso insisten sus críticos, en la gramática de Marías). Ni que decir tiene de que hay otra multitud de lectores que lo alaban como uno de los mejores narradores de la literatura española de nuestros tiempos. Entre otras cosas por su osadía gramatical (lo siento, no lo volveré a repetir). Veo que voy a tener que añadirme ya a estos últimos.
Y es que, a pesar de lo que comenté al inicio de esta crítica, la lectura de "Tu rostro mañana" no se hace pesada en ningún momento. Siempre te empuja a continuar. No es necesario que la trama sea más agresiva o su rutmo sea más rápido. El nivel de identificación que podemos acabar sintiendo por el protagonista es tal que llegamos a ver lo que ven sus ojos, a recordar lo que está en su memoria, a horrorizarnos con él. Llegados a cierto punto de la lectura nosotros somos Jacques Deza. Y sí, para conseguir esa fusión entre personaje y lector son necesarias mil seiscientas páginas.
Una manera de entender esto es comparándolo con el Quijote. Que nadie me crucifique todavía, me explicaré. Todos los que conocen la novela de Cervantes pero no la han leído pueden hablar de la aventura con los molinos de viento, con los odres de vino, con el rebaño de ovejas, el yelmo de Mambrino y tantos otros etcéteras. Sin embargo, los que realmente han leído el Quijote habrán comprendido que su grandez no está ahí, sino en los momentos en los que no ocurre nada, en las largas conversaciones de don Quijote con Sancho Panza, en sus lúcidas reflexiones de loco. Ahí es donde yo quería llegar. Cuando Deza detiene su narración y reflexiona, da vueltas sobre la misma idea, se trabuca en las expresiones lingüísticas, en fin, cuando se vuelve más espeso, es entonces cuando el lector difruta más. Siguiéndole por sus vericuetos mentales, haciendo suyas sus ideas, sus dudas, sus miedos. Eso no lo puede hacer cualquiera.
Recién me doy cuenta de que aún no he esbozado un resumen de la obra. ¿Es necesario? Más arriba tienen la transcripción de las contraportadas de los res libros. ¿Hay algo que pueda añadir? Podría hablar sobre el poder. El poder de decidir sobre una vida ajena a la nuestra con las palabras. Cómo una sola palabra dicha sin intención de hacer daño puede matar. Bueno, y quien dice una palabra, dice una espada... Si aún no han leído la novela no le den muchas vueltas a lo que acabo de decir. No tiene mucha importancia.
Ya para acabar me parece una putada la forma en la que se ha publicado. Imagino que comercialmente así resulta más atractivo, pero el que haya comenzado a leer la novela en el 2002 y no lo haya podido terminar hasta un lustro después debe haber padecido lo suyo también.

Puntuación: 97 sobre 100.


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