domingo, 2 de noviembre de 2008

UN HOMBRE EN LA OSCURIDAD - Paul Auster


Tí­tulo: Un hombre en la oscuridad
Autor: Paul Benjamin Auster
(Newark, Nueva Jersey, USA, 1947)
Año de publicación: 2008
Título original: Man in the dark
Edición: Editorial Anagrama, Panorama de narrativas, primera edición, septiembre 2008
Traducción: Benito Gómez Ibáñez
Páginas: 207
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August Brill ha sufrido un accidente de coche y se está recuperando en casa de su hija, en Vermont. No puede dormir, e inventa historias en la oscuridad. En una de ellas, Owen Brick, un joven mago que ha adoptado el nombre artístico del Gran Zavello, despierta en el fondo de un foso de paredes muy lisas que no puede escalar. No sabe dónde está ni cómo ha llegado hasta allí, pero oye el ruido de una batalla. Hasta que aparece el sargento Serge, que le ayuda a salir del pozo para que Brick pueda cumplir su misión. América está inmersa en una oscura guerra civil. Los atentados del once de septiembre no han tenido lugar, y tampoco la guerra de Irak. Y el joven mago descubre que los Estados Unidos combaten desde hace tiempo, pero contra ellos mismos. Unos cuantos estados -ahora desunidos- han declarado la independencia. Brick no entiende nada. Pero se entera de que su misión es asesinar a un tal Blake, o Block, o Black, un hombre que no puede dormir, y que, como un dios, inventa en la noche esa guerra que no acabará nunca si él no muere. Aunque no se llama Blake ni Block ni Black, sino August Brill, y es un crítico literario que ha sufrido un accidente, se está recuperando en la casa de su hija, en Vermont, y no tiene los infinitos poderes de Dios para inventar mundos infinitos, pero puede contarnos una feroz y veraz fábula de nuestros días.
Y así, en un juego fascinante que no nos remite a Borges sino a Giordano Bruno, se despliegan dos novelas. En una, el protagonista es Owen Brick y el escenario unos fantasmales Estados Unidos, sin Irak ni Bush y sumidos en una guerra civil, en una esquinada, reveladora versión de la política americana actual y sus dilemas éticos. La otra es la "novela familiar" del narrador, donde August Brill nos cuenta y se cuenta su propia vida, y descubre y nos descubre, detective insomne y desolado, dilemas, amores, secretos y traiciones.
"La luminosa -y lúcida- prosa de Auster, su magistral dominio de las vueltas, revueltas y espejismos de su narración, nos mantiene clavados a las páginas, mientras el tortuoso progreso de August Brill hacia el conocimiento de sí mismo y el perdón nos devuelve, con fascinantes transformaciones, ideas y atmósferas ya presentes en las anteriores ficciones del autor: la inmersión de personajes aparentemente inocentes en pesadillas kafkianas de "La trilogía de Nueva York"; un mundo conocido y cotidiano convertido en un caparazón vacío de "El país de las últimas cosas"; la prueba de los imperfectos poderes de un héroe ingenuo de "La música del azar". "Un hombre en la oscuridad" es probablemente la mejor novela de Auster". (Kirkus Review).
"Auster no ha dejado, de todos modos, que los conflictos del mundo se apoderen de sus personajes. El mundo los envuelve, como el capullo de una crisálida, pero los seres de sus novelas están sumidos en el amor y en los tropiezos con el azar... Cuando me senté a conversar con él hace pocas semanas, el tema de la separación entre lo imaginario y lo real regresó una y otra vez a nosotros. Ambos convinimos en que si el arte crea historias y lenguajes, es porque la vida está lejos de ser perfecta. El arte permite a la especie humana ser lo que no se atreve a ser en la realidad, y soñar con las cosas que en la vigilia parecen imposibles. La historia insiste en ser desastrosa, pero el arte siempre echará sobre ella una luz de felicidad". (Tomás Eloy Martínez, El País).
Después de un texto de contraportada tan largo y excesivo, donde igual nos encontramos con spoilers como con inexactitudes (sí aparece Bush en la novela, de hecho es su investidura lo que origina la guerra), pasemos a la crítica.
Esta es la nueva novela de Paul Auster, del gran Auster, un autor por el que tengo especial predilección, del que ya he perdido la cuenta de las obras suyas que he devorado (que, con todo, son menos que las que ha escrito) y, a pesar de ello, he estado a punto de endosarle una mala nota. Ojo, no me refiero a suspenderle, que eso no sería justo para un autor de su talla. Muy mal tendría que hacerlo. Pero, no nos engañemos, esta no es la mejor novela del gringo, por mucho que lo diga la contraportada. Lo podríamos considerar, más bien, un libro menor. Menor si lo comparamos con "La trilogía de Nueva York", por supuesto, pero no si se le compara con, más o menos, el 90% de las novelas que se han publicado este año.
El gran lastre de la historia es precisamente lo que a priori aparece como lo más atractivo. Un hombre perdido en un país que no conoce pero que le aseguran que es el suyo. Una nueva guerra de Secesión. Una misión. Mundos paralelos. Un deicidio.
Pues todo esto está construido de tal forma que parece el argumento de una teleserie actual si el creativo de la productora hubiera leído "Niebla", de Unamuno. Además, tenemos al protagonista, August Brill, postrado en su cama, inventando esta historia para evitarse recordar su propia historia en una noche de insomnio. En ocasiones corta la trama de Owen Brick para rememorar retazos de su vida, pero siempre nos los deja cojos.
Conforme avanzamos en la lectura nuestra decepción es mayor. Esto no es una novela de Auster. Es un ejercicio de metaliteratura (como ya lo fue la novela anterior, "Viajes por el Scriptorium"). Parece hecho para atraer a otro tipo de lectores menos exigentes, a los que basta con echarles unas migajas de metafísica a una historia fantástica mediocre para que se la traguen con delectación (podríamos llamarlo "efecto Matrix"). Y eso jode con un autor de este calibre, de la misma forma que me jodió "Las intermitencias de la muerte" de Saramago, obra que debería estar dedicada a todos los lugares comunes que en el mundo han sido.
Pero Paul Auster es muy listo, sabe más que nosotros de esto. Cuando tienes prefigurado cuál será el final, cómo los mundos se cruzarán y el creador será muerto por sus creaturas, Auster da un golpe en la mesa y sus buenas formas conquistan el resto de las páginas. Acaba bruscamente el cuento que nos estaba contando y se pone a hacer lo que mejor sabe hacer, contar vidas. Vidas excesivas, posiblemente, vidas en las que el azar marca cada uno de los momentos que la conforman, pero vidas profundamente humanas. Y es que Paul Auster puede, perfectamente, hablarnos de un personaje que es capaz de levitar y, como está escrito en primera persona y se encarga de que conozcamos al protagonista hasta en la menor de sus miserias, en ningún momento dejamos de creer que lo que nos cuenta es verdad.
En esta novela los personajes no están tan sobreexpuestos a los caprichos de la fortuna salvo en pequeñas anécdotas que recuerda el protagonista, pero es que el autor aprovecha para hablar de cosas a las que no nos tenía demasiado acostumbrados. Y habla de Bush, y habla de Irak, y habla de los muertos de Irak. Y, por otro lado, nos habla de las cosas de siempre. Del amor, del fracaso, de lo sueños, de lo que significa morirse de pena.
Los personajes que aparecen en "Un hombre en la oscuridad" están tan trabajados como lo suelen estar en las novelas de Auster. Todos y cada uno de ellos, los de la historia real y los de la historia paralela, tienen una personalidad tal que podría protagonizar su propia novela. Si tuviera que quedarme con uno, por una vez, elegiría al protagonista. August Brill es la encarnación del artista americano de cierto éxito. De éxito suficiente (aunque en este caso no sea artista sino crítico literario). Cuando se nos narra por fin su historia descubrimos que "Un hombre en la oscuridad" es en realidad una novela de amor.. Pero de amor real, con sus destellos de poesía, con sus pequeñas y grandes traiciones, con su desgaste y su renacer, con la felicidad bien entendida. Y con la muerte, por supuesto. No entiendo una historia de amor si en ningún momento aparece la muerte.
El problema que tiene la novela, como ya he mencionado, es que pierde demasiado tiempo en el cuento de la guerra civil. Es cierto que al autor le gusta mucho eso de jugar al despiste, haciendo creer que nos va a contar una cosa para luego hablarnos de otra muy distinta (el ejemplo más claro lo tenemos en la gloriosa "La música del azar", donde una incipiente road-buddy movie se transforma de golpe en "El castillo" de Kafka), pero es que esta novela sólo tiene 207 páginas (y con letra gorda), de manera que no hay espacio suficiente para desarrollar la historia que realmente importa.
Hablando de la estructura vemos que la novela no está separada por capítulos sino por secuencias sin numerar. Estas secuencias no siempre tienen una unidad muy definida, pues en ocasiones comienzan con la historia de Brill y acaban con la de Brick. Pero esto ocurre pocas veces. Como ya he dicho más arriba, está escrita en primera persona, algo muy habitual en el autor. Eso ayuda a comprender más al personaje, a que nos identifiquemos con él con mayor facilidad. El ritmo es muy fluido en todo momento. No hay ninguna escena en la que el lector se atranque y se le quiten las ganas de seguir.
En definitiva, "Un hombre en la oscuridad" es una gran novela. Mucho mejor que la anterior aunque no llega a la altura de los clásicos del autor. Si alguien no se ha leído aun ninguna novela de Paul Auster y le apetece probarlo, de ninguna manera le sugeriré iniciarse con esta. Es mejor que opte por alguna de las "bigger than life", como "El palacio de la luna" o "Mr. Vértigo". No se arrepentirá.
Puntuación: 81 sobre 100.

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