Autor: Pío Baroja y Nessi (San Sebastián, España, 1872)
Año de publicación: 1912
Edición: Austral Narrativa 2007
Páginas: 272, introducción + bibliografía + esta edición + prólogo + tres partes + epílogo
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El mundo es ansí constituye una de las cimas de la producción novelística de Pío Baroja. Considerada por Azorín la verdadera antología barojiana, la crítica actual ve en ella una obra maestra por su construcción y técnica. La protagonista de la historia, la rusa Sacha Savarof, resume así su tema: «La vida es esto, crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la fuerza por la debilidad... ¿Y qué hacer? No se puede abstenerse de vivir. No se puede parar...». Rebelde e incapaz de adaptarse a la realidad, Sacha nos va ofreciendo su vida en los más distintos ambientes: el mundo estudiantil de Ginebra, la refinada espiritualidad de Florencia, la vida monótona de un pueblo castellano...
José Antonio Pérez Bowie, profesor de la Universidad de Salamanca, explica las variadas direcciones de la novela e ilustra sus múltiples referencias sociológicas y artísticas.
Vaya por delante que Pío Baroja me parece uno de los mejores autores españoles de todos los tiempos (mil veces mejor que Francisco Umbral, por mucho que este se haya permitido criticarle), que el concepto que tenía don Pío de la literatura coincide plenamente con el mío propio (una prosa que huye de florituras estilísticas para centrarse en lo que realmente importa: los personajes y su ambiente), que he devorado con pasión "El árbol de la ciencia", "Zalacaín el aventurero" y "Las inquietudes de Shanti Andía", y que incluso él mismo, a pesar de su merecida fama de viejo cascarrabias, me resulta más simpático que la mayor parte de los miembros de su generación.
Vaya por delante todo esto porque con "El mundo es ansí" no he disfrutado ni la mitad de lo que esperaba (de hecho sólo he disfrutado una tercera parte; luego explico por qué).
"El mundo es ansí" nos relata fragmentos de la vida de Sacha, una joven rusa de buena familia que viaja por distintos países europeos en los albores del siglo XX.
La novela está dividida en tres partes. La primera está ambientada en la Rusia revolucionaria de 1905 y en el exilio ginebrino. La segunda está ambientada en Florencia, donde Sacha intenta rehacer su vida pero acaba hastiada de la decadencia de su sociedad. La tercera está ambientada en una España tercermundista o poco menos.
A través de sus vivencias y, sobre todo, de sus decepciones en estos lugares la protagonista pasa de ser una muchachita idealista que emplea sus fuerzas en convertir al mundo en un sitio más justo a darse cuenta que ese mundo es un lugar sórdido y terrible por el que no merece la pena luchar.
Para mi el principal problema que tiene esta novela es que el autor en la primera parte quiere ser Dostoievski, en la segunda quiere ser Stendhal y en la tercera quiere ser Baroja.
No hará falta decir cuál de estas partes es la mejor.
Esta novela es sin lugar a dudas barojiana por ese fondo de pesimismo que luce en cada momento. También por la forma de tratar la psicología de los personajes así como la de la sociedad española de la época. En esto último podemos apreciar la agudeza de análisis de don Pío pues, a pesar de los casi cien años que han transcurrido desde la fecha de su publicación y de lo mucho que ha cambiado España en todo ese tiempo, es imposible no reconocer rasgos de nuestra personalidad en las palabras de Arcelu.
Todo eso está muy bien pero, en las dos primeras partes, en los capítulos europeos, encuentro a un Baroja perdido, fuera de su elemento. En ocasiones parece que está escribiendo un panfleto feminista desde una perspectiva profundamente misógina. Intenta comprender la sociedad ginebrina y de todo lo que habla sobre ella nos queda un regusto antisemita que en pleno siglo XXI no puede hacer más que ponernos los pelos de punta. Y eso por no hablar de los intrascendentes episodios en Florencia.
Da la impresión de que todas esas páginas sólo sirven para traer a la protagonista a España, país donde por fin descubre el desencanto con el que se construye la vida. Aquí es donde la recibe el propio Baroja, transfigurado en el cuerpo de José Ignacio Arcelu, un personaje triste y sin voluntad aunque atento y amable, quien se hace confidente de Sacha y maestro en su misantropía.
Es en estos capítulos donde se siente más cómodo el autor. Bueno, el autor y el lector fiel de Pío Baroja.
No quisiera acabar esta crítica sin hablar de la edición que estoy comentando. Como se puede ver en la portada es una edición comentada dirigida por don José Antonio Pérez Bowie. Toda la introducción es muy correcta. Redacta una breve biografía del autor y un repaso de sus obras, así como un análisis pormenorizado de "El mundo es ansí". Lo habitual en estos casos. Lo malo (porque si me detengo a hablar de la edición es que algo malo he encontrado) es cuando nos ponemos a leer la novela en sí. No lo he contado pero calculo que más de la mitad de las notas a pie de página se refieren a errores gramaticales u ortográficos de las primeras ediciones. ¿Para qué? ¿Realmente importan tanto? ¿Es que alguien necesita saber cómo se publicó en 1912 palabra por palabra y letra por letra? Hubiera preferido que el autor aclarara mejor el por qué del título de la novela, por ejemplo, antes que saber que Baroja escribió sercial en lugar de servicial.
Acabaré recomendando a todo el mundo que lea a Pío Baroja. Y si es "Zalacaín el aventurero", mejor que mejor.
Puntuación: 73 sobre 100
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