domingo, 28 de septiembre de 2008

LA VOZ DE LOS MUERTOS - Orson Scott Card


Tí­tulo: La voz de los muertos
Autor: Orson Scott Card (Richland, Washington, USA 1951)
Año de publicación: 1986
Tí­tulo original: Speaker for the dead
Edición: Ediciones B, colección Byblos Ciencia Ficción. 1ª edición, octubre 2004
Traducción: Rafael Marín Trechera
Páginas: 527. Algunos habitantes de la colonia Lusitania + Notas sobre pronunciación + Prólogo + 18 capítulos
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Después del genocidio de los insectores, Ender Wiggin desapareció y en su lugar surgió una voz poderosa: la nueva religión de los Portavoces de los Muertos, que sirven como sacerdotes a quienes no creen en ningún Dios y, sin embargo, creen en los valores de los seres humanos. Han pasado tres mil años desde los hechos de El juego de Ender, pero los efectos del viaje relativista permiten la presencia de un joven Ender de treinta y cinco años, elemento central en el segundo contacto de los seres humanos con otra raza galáctica. Esta especie, al igual que los insertores, resulta completamente extraña y, en sus primeros acercamientos a los seres humanos, han causado muertos incomprensibles.
Sólo Ender, el xenocida, tendrá la valentía de afrontar la verdad.
Bueno, pues al fin lo encontré. Después de recorrer bibliotecas, librerías y páginas de internet, justo cuando dejé de buscarlo llegó a mis manos la segunda parte de "El juego de Ender". Uno pensaría que debería ser fácil localizar los volúmenes que componen esta saga, más ahora que se está rodando (o se va a empezar a rodar) la versión cinematográfica de la primera parte, pero no es sí. Podemos suponer que esto ocurre porque en realidad "La voz de los muertos" no es la segunda parte de "El juego de Ender". Es una novela de ciencia ficción protagonizada por un hombre llamado Ender. De tal manera que, si el libro anterior no existiera o el protagonista de este en lugar de llamarse Ender se llamara Jordi LP, la historia se entendería igual. Igual de bien o igual de mal. De eso hablaremos más adelante. Si bien es cierto que el protagonista tiene un pasado y que a menudo evoca acontecimientos narrados en "El juego de Ender", no es imprescindible conocerlos para seguir leyendo. Todo lo que necesitas se encuentra entre la portada y la contraportada de esta novela. Vayamos a la historia. Han pasado más de tres mil años desde el final de la historia anterior. Ender ha vagado entre los planetas y los eones buscando un lugar apto para deshacer su infamia (una vez más soy deliberadamente críptico para no desvelar detalles importantes de la trama). Durante ese tiempo el ser humano se ha ido expandiendo por el universo. En un planeta habitable se establece la colonia Lusitania, remedo del Brasil actual, una colonia minera fuertemente influida por la iglesia católica. Pronto descubren los lusitanos que en los bosques que rodean su pequeño asentamiento habita una raza de seres inteligentes autóctonos, los cerdis, la tercera encontrada en todo el universo después de los insectores y los seres humanos. Son unas criaturas de hábitos extraños y cultura primitiva. Los lusitanos deciden entonces que lo mejor es vivir de espaldas a ellos (vale, tampoco es que lo decidan ellos sino que se lo imponen), aprendiendo de ellos pero enseñándoles lo mínimo. No es casualidad el tipo de colonia que se establece. Con ello el autor hace un paralelismo con la política del gobierno brasileño cuando se contacta con una tribu desconocida de la Amazonía, que consiste en estudiar sus costumbres pero sin contaminarlos culturalmente. Volvamos al tema. Aparece la figura del zenador (antropólogo), que se acerca a los cerdis para conocerles, pero que está atado de pies y manos por una ley que le obliga incluso a evitar ciertas preguntas. Pero los cerdis no son tan fáciles de comprender. Con el universo entero pendiente de lo que ocurre en Lusitania, Ender comprende que ese es el sitio que ha estado buscando en los últimos treinta siglos, y hacia allí se dirige. A grandes rasgos así es como comienza "La voz de los muertos", ofreciendo aún mucho más. La verdad es que su lectura me fue especialmente grata por la razón que he apuntado antes. No es una continuación. Orson Scott Card no se limita a estirar la historia de "El juego de Ender" ni a utilizar ese artificio tan tramposo que consiste en recortar los personajes de una historia anterior que funciona para pegarlos en otra situación extrema, a ver qué es lo que ocurre. Aquí ni siquiera los personajes son los mismos. A parte del propio Ender sólo repite, aunque de forma más testimonial que otra cosa, su hermana Valentine. Pero es que este Andrew no tiene nada que ver con aquel crío especialmente dotado para la guerra al que, a fuerza de machacarle, el ejército de la Tierra consigue construir a su general. Si acaso es descendiente directo del Ender del final de la novela anterior, un Ender atormentado por sus actos, profundamente humano. Ahora es un hombre cuyo fin en la vida es lavar su culpa. Para rematar por fin las comparaciones entre "El juego de Ender" y "La voz de los muertos", me referiré a las criaturas extra humanas de ambos libros. Mientras que los insectores de la primera novela planean durante toda ella como una sombra amenazante pero no llegaremos a conocerlos hasta las últimas páginas, los cerdis aparecen desde el principio. Y se agradece. Son personajes amables de tan grotescos como son. De hecho sucede que se les hecha de menos cuando pasan las páginas y los cerdis no aparecen. Me abstengo e hablar más de ellos porque la trama de la novela es su extraña naturaleza. El resto de personajes pueden ser más atractivos o más odiosos, de todo hay. El de Novinha es interesante, aunque su relación con el Portavoz no está bien construida. Como en las malas películas salta del odio al amor con sólo volver una página. Los hijos de esta tienen caracteres muy distintos aunque precisamente por ser tantos algunos solo quedan esbozados (como Grego, el pequeño caníbal). Curiosamente uno de los personajes más trabajados es el de Marcâo, que no aparece en el desarrollo de la historia, sólo vemos cómo hablan de él los demás. Y, por supuesto, Jane es gilipollas. Cualquiera que haya podido leer sus agudos comentarios convendrá conmigo. Antes dije que la novela se podría entender mejor o peor. Con ello no pretendo insinuar que el la historia se compleja u oscura. Me refiero más bien con ello al final de la novela. No sólo no es tan sorprendente como el de la anterior (esta sí es la última comparación, lo juro) sino que te deja más confundido. A lo mejor porque uno espera precisamente que en las últimas páginas se le de la vuelta a todo lo contado anteriormente y eso no ocurre. Pero por otro lado eso la hace más diferente, si cabe. A pesar de algunos errores en la construcción de ciertos personajes, la mera existencia de esta novela es un acierto. Orson Scott Card es un autor de género con recursos. Con lo fácil que hubiera resultado escribir una continuación al uso de su anterior éxito, se la juega. Espero que el resto de la saga sea igual.
Puntuación: 90 sobre 100

3 comentarios:

Gema Mónica dijo...

He encontrado este blog echando un vistazo a los que se habían apuntado al concurso de 20 minutos. Me ha llamado la atención que comentabas libros y todavía más cuando al entrar me encuentro con una portada de uno de los autores que más me gustaban cuando era adolescente. Empecé con Orson Scott Card cuando me topé con El juego de Ender en una biblioteca. Después siguieron otros más de fantasía como Esperanza del Venado, y continué la saga de Ender con La Voz de los Muertos, que por cierto hay una tercera e incluso una cuarta perte. La tercera se llama Ender el Xenocida. Y creo recordar que hay otro libro El Hegemón dedicado al hermano Peter (ahora mismo mi memoria no es muy buena).
En resumen, creo que entenderás lo que me transmitió El juego de Ender si te digo que me lo leí tres veces seguidas. (esos son los veranos libres cuando se está en el colegio). Durante muchos años lo tuve como mi libro favorito. Creo que ayuda enormemente la capacidad que tiene el autor de situarnos en el lugar de Ender e incluso al final en el lugar de los insectores. El final lo tenía como uno de esos que te quitan el aliento y cuando cierras el libro te quedas mirando al vacío un buen rato...
Hoy en día no tengo mucho tiempo para dedicarlo a la lectura, y echo de menos esos libros que como el del juego de Ender lograban engancharme hasta pasarme horas seguidas sin levantarme de la cama para leer cuanto más mejor.
Saludos!
PD- El de Ender el Xenocida no esperes que sea como los otros dos, tiene cosas curiosas pero creo que ya se pasa un poco con lo de los viajes en el tiempo y con uno de los personajes que tiene desorden obsesivo compulsivo y acabas tú haciendo lo mismo que ella como te descuides...

Freddy Tumbalobos dijo...

Me alegro que te haya gustado el comentario, Gema Mónica. De hecho me resulta muy emocionante descubrir que alguien ha leído alguno de mis artículos. La verdad es que empecé a escribir este blog como ayuda a mi memoria. Me daba mucha rabia cuando me preguntaban por un libro que ya había leído y apenas podía recordar si me había gustado o no.
Estoy contigo. Leyendo estos libros he experimentado sensaciones que no sentía desde que leí los libros de la saga "Fundación", de Isaac Asimov. Y eso que no me considero un fanático del género.

Gema Mónica dijo...

Es bueno ayudar a la memoria con cuantos recursos tengamos a mano. Y escribir es uno de los mejores. Es cierto que es una pena leer algo y que parezca que haya pasado por tu vida sin pena ni gloria porque sencillamente no recuerdas la trama ni los personajes ni siquiera qué sentiste al leerlo. Me parece fantástico que hayas decidido comentar los libros justo al terminarlos, con el recuerdo todavía vivo. Yo no soy una experta en literatura, de hecho desconozco a la mayoría de los autores de los que hablan mis compañeros de trabajo, desconozco las diferencias entre las distintas ediciones, y desconozco si el lenguaje que utilizan es, en palabras de una compañera mía, "para el gran público" o no. Yo sé si me ha gustado o no y si me ha hecho sentir algún tipo de emoción o no o si me gustaría escribir de esa forma o no. Me gustaría saber escribir como Card, o como Rosamunde Pilcher, o como Carlos Ruiz Zafón, o escribir una historia tipo El Señor de los Anillos. Son ejemplos de libros que he hecho míos por lo que me han hecho sentir mientras los leía y después cuando pensaba en esas historias.
Bueno, perdón por la parrafada, es que me emociono con solo pensar en Ender y compañia...
¡La puerta del enemigo está abajo!

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